martes, 22 de septiembre de 2015

Arturo Pérez Reverte - El Pintor de Batallas (2006)


Cuando el desastre devuelve al hombre al caos del que procede, todo ese civilizado barniz salta en pedazos, y otra vez es lo que era, o lo que siempre ha sido: un riguroso hijo de puta.

Arturo Pérez Reverte es uno de los escritores españoles con más éxito de ventas, casi al nivel de grandes superventas como Olvido Hormigos. Por otro lado, es conocida su labor como articulista y, por su fuera poco, como tuitero. Desde ahí se dedica a dar rienda suelta a su lengua viperina y a disparar contra gran parte de lo que se mueve por este país en el que como dice él mismo “no cabe un tonto más”.

Pero hay veces que este cascarrabias profesional decide dejar de desahogarse y demostrarnos que es tan humano como cualquiera de los mortales que le rodeamos. Posiblemente El pintor de batallas sea donde Reverte más abandone al personaje que ha creado y sea más sincero con sus lectores, siendo capaz de abrir la caja de Pandora de sus recuerdos como corresponsal de guerra, especialmente los relacionados con la Guerra de los Balcanes.

El antiguo fotógrafo de guerra, Faulques, se ha encerrado en una torre junto al mar, aislado de la sociedad pintando un mural que resuma toda su experiencia en la guerra y que la refleje de la forma que no pudo con su cámara. Sin embargo, la visita de un antiguo conocido de la guerra balcánica desata una catarsis, en los que destaca una antigua compañera italiana.

El protagonista no deja de ser ese héroe crepuscular y derrotado, siendo el Capitán Alatriste su ejemplo más célebre. Sin embargo, Faulques es el que expone con más sinceridad y dolor sus miserias. Aunque si los protagonistas de Reverte no dejan de ser luchadores natos y expertos en sobrevivir, el fotógrafo simplemente se deja llevar entre conversaciones al lado de un cigarrito y copas de coñac. Esa es su mayor diferencia con el resto, este guerrero no tiene ganas ya de volver al combate.

Faulques es el personaje más similar al autor que llegó a afirmar que en este personaje es la primera vez que no se disfraza. Ni siquiera en Territorio Comanche fue tan honesto con los lectores como en esta obra. Las biografías son casi calcadas, con el mismo recorrido de sucesos bélicos y la misma necesidad de volver a sumergirse en las pasiones de juventud, ya sea la escritura o la pintura, para refugiarse de la barbarie del mundo que le rodea.

Los otros dos personajes son también revertianos. Uno de ellos es Ivo Markovic, un antiguo soldado croata que fue el objetivo de la cámara de Faulques en una de sus fotos más famosas. Tiene el mismo sentido del honor de Reverte y muestra respeto por Faulques en todo momento. Se convierte en el perfecto contendiente para el protagonista para que pueda expresar en palabras todos los sentimientos guardados y que antes solo había pintado. La compañera de fotografía Olvido Ferrara es también común en la literatura de Arturo. Una mujer cariñosa pero a la vez fuerte que sirve para que el protagonista salga por unos momentos, por ejemplo en la escena en Venecia, de la pochedumbre miserable en la que está envuelto.

En la novela no hay combates a espada ni duelos, sino que se centra en el diálogo entre los dos protagonistas, y de ahí nacen todas las reflexiones con las que nos salpica el autor. Hemos oído ya muchas de sus ideas, ya sea en novelas, artículos o tuits, pero en este libro sus palabras sobre lo hijo de puta que es el hombre son más poderosas y contundentes que nunca. Es la obra más pesimista de Reverte que deja perlas tan macabras como:

Una máscara conmovedora, antiquísima, eterna, donde convergían todas aquellas líneas y ángulos. La geometría del caos en el rostro sereno de una muchacha moribunda.”

Es una obra amarga, en la que la aventura y el vértigo solo quedan en la memoria. Sin embargo, quedan resquicios para el humor negro como por ejemplo:

-Mientras hay muerte – apuntó – hay esperanza.
-¿Es otra cita?
-Es un chiste malo.

Estamos en la obra más personal de Reverte y donde su estilo, sus ideas y sus tópicos están más vivos y son más extremos que en ninguna de sus otras novelas. Así que cuando vuelvan a leer un tuit cascarrabias de los suyos, piensen que, a pesar de todo, es un ser humano que parte de su alma se perdió entre las balas en los Balcanes.

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¿Tengo que leer esto?: No es la mejor obra de Reverte, pero sí la más sincera. Me parece altamente recomendable e imprescindible para aficionados para el escritor de Cartagena.

Si tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?: Me quedo en los momentos donde Foulques explica a los visitantes su mural y cuando recuerda a Olvido Ferrara.

¿Dónde debería leerlo?: Encerrado en una torre frente al mar.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: La obra más similar que se me ocurre es Territorio Comanche, sin querer olvidar sus libros de artículos como Patente de Corso y quizá sea similar a su última obra Hombres Buenos.

Una última potsdata:

-¿Ya sabe por qué el ser humano tortura y mata a los de su especie?... En esos treinta años de fotografías, ¿obtuvo una respuesta?.

-No hacen falta treinta años. Cualquiera puede comprobarlo, a poco que se fije... El hombre tortura y mata porque es lo suyo. Le gusta.

-¿Lobo para el hombre, como dicen los filósofos?

-No insulte a los lobos. Son asesinos honrados: matan para vivir.

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