Para enfrentarnos al enemigo que vive en la dulce médula de nuestra espina dorsal, bebemos, tomamos marihuana, cocaína, nicotina, tranquilizantes y somníferos, aceptamos costumbres e iglesias, prejuicios e hipocresías, nos dejamos llevar por las ideologías y, sobre todo, por nuestra propia estupidez.
Dicen que el ego es lo que
define el mundo digital que está marcado por redes sociales, likes y retuits.
Sin embargo, ninguna red social puede competir con un escritor
arrogante. AL menos, el ego infinito de un escritor es sincero. Se
puede presumir sobre mentiras en Instagram, pero no puedes mentir en
el papel sin que se note, lo cual no deja de ser algo enriquecedor
por otra parte, ya que la mentira es parte de la realidad. El escritor
se desnuda en cada página, tanto para bien como para mal, y lo que deja a la vista son cicatrices, mortajas y úlceras podridas que invaden su maltrecho cuerpo.
Norman Mailer es uno de los
escritores que han marcado el siglo XX y también el ego en persona. Mailer es el ganador de dos
premios Pulitzer, el heredero del estilo de Hemingway, el rival
encarnizado de Truman Capote y el que fue considerado como el mejor
periodista de América. Escribió crónicas sobre Muhammad Alí,
imitó A Sangre Fría de Capote y juzgó la
participación de Estados Unidos en Vietnam. Mailer era alguien de excesos, muchos de ellos execrables, y se muestran
sin tapujos en sus novelas, como es el caso de Los Tipos Duros No
Bailan.
A Tim Madden le ha dejado su
mujer y no para de beber. Tanto que no se acuerda si cometió un
asesinato tras despertarse resacoso, con un tatuaje, una erección y
sangre en su coche. Acojonado y siéndose un miserable, va
desentrañando una historia turbia, llena de egos masculinos
quebrados y rubias asesinadas.
La novela es de las que no
dejan a nadie indiferente. Una obra que no cabría en nuestros
tiempos modernos porque tiene partes machistas, racistas y
políticamente incorrectas. Se centra sobre todo en el fracaso del macho.
El hombre que ha visto como su matrimonio fracasa y pierde su función
viril, siendo una metáfora de una vida de auténtico fracasado. Toda
la novela es una sucesión de hombres que han caído en la locura de cualquier tipo. Aparecen matones, millonarios, un escritor fracasado, camareros, videntes, un abogado gay o un policía violento. Todos intentan parecer ser
fuertes pero la realidad es que su vida está llena de grietas.
También las mujeres tienen
su cuota de protagonismo pero son más un florero, un objetivo o
seres de deseo perturbador. La obra está basada en un suceso real en
la vida de Mailer. Acuchilló a su segunda esposa en plena
borrachera, lo que le llevo a ser internado en una clínica
psiquiátrica. Este episodio se presenta continuamente en esta
novela; se puede ver su culpa, su debilidad y cierto arrepentimiento,
pero también la frustración y la ira que está en el interior del
autor.
Si algo trasmite la novela
es desprecio. Desprecio hacia todo, sobre todo hacia su
propia persona. El autor es egocéntrico y sobre él gira el mundo,
pero no puede evitar despreciarse, ser consciente de sus actos
deleznables. Es un intento de purgar pecados, y en el proceso se crea
una auténtica obra de arte. Un texto tan obsesivo y oscuro como
atrayente, con carácter propio, fuerte y con su propia carisma; un
texto sobre la violencia que se guarda en nuestro interior. Todos la
tenemos pero pocos la admiten.
El libro es una novela
negra, tanto por el argumento de asesinatos como por el tono. Madden
investiga sobre su vida, su pasado, sus borracheras y las drogas que
ha consumido para ver que pasa con las cabezas de mujeres que
aparecen en su campo de marihuana. Por el camino hallará sobre todo
certezas negativas sobre él y quienes le rodean. Es como un
viacrucis purificador para el personaje y un intento de reconducir su
vida al final.
La narración es en primera
persona. Es una obra densa, con continuos monólogos. Es una novela
que bebe de la Generación Perdida estilísticamente y es aún más
oscura en su temática. La trama es agobiante. Aunque hay una
estructura en capítulos, el autor es bastante laxo y tiene tendencia
en perderse en sus pensamientos que impregnan la novela y enriquecen
una trama criminal que es bastante sencilla en si misma, ya que no
busca suspense, sino reflejar la violencia natural y los bajos
instintos del hombre.
La novela es magistral aunque no
apta para todo el mundo. Un libro que retrata, más allá de
las distinciones de género que hace, la flaqueza de los seres
humanos y demuestra que, a pesar de todo, el ego normalmente aparece
en los seres más frágiles y atormentados por ellos mismos.
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¿Tengo
que leer esto?: Sí no tienes problemas con las salidas de tiesto, sí.
Si
tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?: Yo me quedaría con los dos cara a cara finales.
¿Dónde
debería leerlo?: Bebiendo y fumando maría en tu casa
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Podemos recomendar más obras polémicas como American Psycho de Bret Easton Ellis, el realismo sucio de Bukowski, Plegarias Atendidas de Capote y Fiesta de Hemingway, que también habla de la perdida de virilidad del hombre.
Última posdata
Los
ataques de terror que padecía en plena noche, cuando mi cuerpo se
incorporaba en la cama como movido por un resorte, sirvieron al menos
para que sintiera un poco de compasión por todos los seres a los que
vence el pulso irrefrenable de hacer lo que nunca debería hacerse –
tanto si se trata de seducir niños de corta edad como de violar a
muchachas adolescentes.
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