No
sacrificaremos la regla de la ley por la voluntad y el capricho de los
hombres. Así se hacía antes. La antigua, triste y estúpida
tradición. La de Jerjes y todas las criaturas como él. Ha empezado
una nueva era. Una era de grandes hazañas de razón. De justicia. De
Ley. Y todos sabrán que trescientos espartanos dieron su último
aliento por defenderla.
A estas alturas todos hemos
visto 300. La película adaptada de un cómic, que a su vez se
inspiró en el relato de Herodoto, incluyendo todas sus
exageraciones, de una batalla donde los griegos – no solo había
espartanos – fueron barridos en las Termopilas. Así que no pienso
contenerme en hacer spoilers, que además no dejan de ser hechos
históricos.
Podría contar como los
espartanos tuvieron cierta parte de la culpa de la derrota al no
movilizar a la totalidad de sus tropas. Pero de eso ya habla Javier Negrete en Salamina. Podría escribir de algún relato algo
más realista como el caso de Puertas de Fuego de Steven Pressfield.
Pero no, me voy a centrar en el cómic de Frank Miller que decide
llevar al extremo a la leyenda pasándose por el forro la historia.